Franco Miranda, concejal de la Fuerza del Imperio Sur, se estrena con bombo y platillo pidiendo la “emergencia vial”, alcohol cero y la reactivación del Observatorio Vial en Río Cuarto. Un discurso impecable para quien recién ahora decide abrir la boca, justo cuando su íntimo amigo Ariel Bathauer protagoniza un choque con alcoholemia positiva y ni un solo reproche salió de ese lado.
Mientras Bathauer andaba jugando a los autitos chocadores al volante y ocupaba el cargo de presidente del Tribunal de Cuentas, Miranda brillaba por su silencio cómplice. Ahora, cual ave fénix político, reaparece como cruzado moralista contra el alcohol en las calles, justo cuando la campaña electoral aprieta. ¿Oportunismo barato o una repentina crisis de memoria? Lo cierto es que la coherencia brilla por su ausencia y la doble vara es tan obvia que hasta da risa amarga.
El vecino se pregunta ¿los politicos no se cansan del discurso para la tribuna?, y si alguna vez veremos que las reglas valen para todos, sin privilegios ni amigos intocables. Porque predicar “alcohol cero” desde un microfono, mientras se hace el zonso a la impunidad del círculo cercano, solo alimenta la desconfianza ante tanta hipocrecia que tanto abunda en la política.
