La fase de grupos del Mundial de Clubes esta cerrandose, pero el debut de Boca y River ya se vivió con la expectativa propia de un torneo histórico. Era el momento de mostrar sus credenciales, dejar una primera impresión y empezar a posicionarse entre los protagonistas. Mientras los equipos europeos avanzan con solidez, sólo dos parecen imponer respeto tanto por su historia como por su presente.
En el ambiente futbolero se respira clima mundialista. La iniciativa de FIFA, con Infantino a la cabeza, y sus 32 participantes, ya generó impacto: fiebre de hinchas, rating altísimo en la TV abierta y mucho entusiasmo en la calle. En ese contexto, Boca y River dejaron sensaciones distintas tras sus debuts.
El debut del equipo de la Ribera
Para Miguel Ángel Russo, el empate 2-2 contra Benfica dejó un sabor agridulce. Por un lado, orgullo: en poco tiempo logró conformar un equipo competitivo, con identidad y carácter, que estuvo muy cerca de vencer a uno de los candidatos. Boca demostró que puede plantarse ante gigantes como el Bayern Munich, no por mitos ni nombres, sino por rendimiento real. El empuje de su gente, en modo Qatar, sigue siendo un factor clave.
Sin embargo, el empate dolió. Boca estuvo a minutos de sellar la clasificación, pero errores puntuales —como la desconcentración de Figal— abrieron interrogantes. El próximo partido será aún más exigente y hay decisiones importantes por tomar, como la inclusión de Rojo o Di Lollo en la zaga.
El estreno de los millonarios
River cumplió en su debut y se llevó los tres puntos en un partido en el que lo más importante era ganar. Sin brillar, pero con eficacia, el equipo de Marcelo Gallardo impuso condiciones. “Tenemos que ir mejorando. Había nervios y presión. Hay margen para crecer”, analizó el técnico con realismo. Los tres goles de cabeza no deben desviar el foco: fue un primer paso correcto, condicionado por el jet lag y un horario atípico.
A pesar del ruido que generó la inminente salida de Mastantuono al Real Madrid, el grupo respondió. El próximo desafío será ante Rayados de Monterrey, un rival de mayor jerarquía que el debutante Urawa Red Diamonds. River avanza con cautela: sabe que en este torneo puede haber sorpresas, pero también oportunidades.
Expectativas en alza
Con los bosteros jugando nuevamente en feriado y el millo el sábado, la agenda sigue cargada de ilusión. Entre los grandes europeos, ya se destaca un PSG entonado —reciente campeón de la Champions y con una contundente victoria sobre el Atlético de Simeone— y un Bayern Munich compacto. En contraste, el Inter dejó dudas, mostrando fragilidad en zonas clave. El Madrid de Xabi Alonso y el Manchester City, que llega de capa caída, completan el mapa de candidatos inciertos.
El tan esperado Mundial de Clubes ya está en marcha y se disfruta. Boca y River, los grandes del futbol nacional, sueñan con hacer historia. Uno, con más obstáculos; el otro, con un camino más claro. Pero ambos con la ambición intacta.
