Cuando parecía que el repudio social y gremial había frenado su desembarco en el Pami, Pablo Carrizo volvió por la ventana. Sí, el mismo exconcejal, enfermero, excandidato a intendente y condenado por violencia de género, ahora consiguió un lugar en la obra social de los jubilados, aunque disfrazado bajo la figura de “prestador de servicios”.
El caso desnuda una vez más el nivel de cinismo en la política y la impunidad que rodea al organismo gobernado por los libertarios. Carrizo, expulsado del Concejo Deliberante en 2022 por su historial violento, había quedado en la mira cuando lo intentaron designar como funcionario. Tras el escándalo, todo indicaba que el capítulo estaba cerrado. Pero no: a espaldas de la sociedad y pese al rechazo inicial, terminaron abriéndole la puerta. La pregunta es inevitable: ¿cómo puede ser que en el Pami, donde deberían garantizar cuidado y respeto a los mayores, se premie a alguien con antecedentes de violencia?
Este premio es evidente arreglo para la campaña libertaria, la semana anterior se habia reunido con la flamante- chamana- candidata a diputada de la La Libertad Avanza. Acuerdo de un lugarcito por territorio.
Abrile, Soldano y Milei haciendo negocios con la salud de los miembros de la tercera edad, esperemos que estos desmanejos no terminen en tragedias como la del Fentanillo contaminado. Por ahora los jubilados riocuartenses rehenes del gobierno nacional.
