Con la llegada del frío, las patologías respiratorias están colapsando las guardias. Gripe A, neumonía, COVID y bronquiolitis se volvieron moneda corriente tanto en adultos como en niños. La ocupación de camas ya ronda el 50% y el sistema de salud empieza a sentir la presión, justo cuando la prevención brilla por su ausencia.
La cobertura de vacunación cayó en picada. Enfermedades que estaban bajo control como sarampión, hepatitis y tuberculosis muestran señales de rebrote, con aumentos de casos preocupantes. Muchos de los niños que hoy se enferman no recibieron las vacunas correspondientes, a pesar de que forman parte del calendario oficial y se aplican gratuitamente.
Vacunarse no es solo una elección personal: es una responsabilidad colectiva. La desinformación y la falta de compromiso están poniendo en riesgo a toda la comunidad. En un contexto donde cada dosis cuenta, mirar para otro lado no es una opción.
